02 de enero de 2017
Primer nanorrobot que combate el cáncer

Un equipo de investigadores universitarios de Hong Kong ha desarrollado el primer nanorrobot guiado por luz, un dispositivo microscópico que tiene el potencial de poder ser inyectado en el cuerpo.

El grupo investigador, compuesto por ocho miembros del Departamento de Química y encabezado por el profesor Tang Jinyao, lleva tres años trabajando en este proyecto, y el pasado octubre presentó sus hallazgos en las páginas de la revista científica Nature Nanotechnology.

El tamaño de este particular submarino oscila entre los cinco y los 10 micrometros, por lo que su dimensión es comparable a la de una célula sanguínea.

Además,la estructura se asemeja a un pequeño árbol elaborado con silicio y óxido de titanio, dos materiales semiconductores de bajo coste, muy sensibles a la luz y biocompatibles con el ser humano.

"Durante la síntesis, los componentes adoptan la forma de nanocables que más tarde se disponen en una pequeña estructura de nanoárbol", señala mientras muestra la maqueta del prototipo, un aparato "simple" similar a una escobilla de baño.

Anteriormente, el único método para controlar remotamente un nanorrobot de este tipo era mediante la incorporación de un diminuto campo magnético dentro del dispositivo, un sistema muy limitado a la hora de poder transmitirle información y de dirigirlo desde el exterior.

Por eso, uno de los grandes avances conseguidos por el equipo hongkonés radica en el hecho de haber creado un mecanismo que puede ser controlado mediante la luz, un elemento natural que cuenta con más variaciones de color, dirección y puntos focales que un campo magnético.

"Este nanorrobot puede responder al brillo de una luz como las polillas que se sienten atraídas por las llamas", explicó.

"Se mueven como si pudieran verla y dirigirse hacia ella". Según comenta, la luz facilita el manejo de estos diminutos aparatos, ya que permiten realizar maniobras más complejas dentro del cuerpo, mientras que los que son conducidos por campos magnéticos están más limitados a pesar de tener más potencia.

"La luz es una opción más efectiva para comunicarse entre el mundo microscópico y macroscópico.

Dependerá de la aplicación que se les quiera dar, pero en el futuro, lo ideal sería combinarlos", aseguró Tang.La inspiración les llegó a través de la observación de la naturaleza.

En concreto, del movimiento de algunas algas verdes, unos organismos unicelulares que han evolucionado con la capacidad de percibir la dirección y la intensidad de la luz a su alrededor y nadar hacia esa fuente para realizar la fotosíntesis.

"Aunque el actual nanorrobot no puede ser todavía utilizado para el tratamiento de una enfermedad, estamos trabajando en la próxima generación de sistemas nanorrobóticos, que serán más eficientes y biocompatibles", aseguró Tang, que cree que necesitan entre cinco y 10 años más para lograr un sistema completamente compatible con el ser humano.

Sus aplicaciones para la biomedicina se intuyen amplias, aunque primero deben testarlo en animales -algo que planean hacer en breve si reciben el apoyo necesario- para luego pasar a probarlo en humanos.

En medicina, los tratamientos convencionales para tratar el cáncer como la quimioterapia o la radioterapia actúan como una bomba que destruye las células cancerosas, pero que también dañan en el proceso a tejidos sanos.

"Nuestro modelo sería capaz de llevar la medicación directamente a las células enfermas, repararlas y bloquear su crecimiento -o incluso eliminarlas- sin dañar a las sanas de alrededor".