Hasta un 40% de mujeres sufren este síndrome al menos alguna vez. Los síntomas son tanto físicos como emocionales: hinchazón, cefaleas, fatiga, depresión, irritabilidad, etcétera.
El déficit de progesterona, el exceso de estrógenos, las modificaciones en los niveles de los neurotransmisores y de las endorfinas han sido implicados en la aparición de este síndrome.
Algunos de los síntomas presentes son:
* Ansiedad, tensión nerviosa, problemas de sueño, fatiga, estreñimiento o diarrea.
* Inestabilidad emocional, vértigos, propensión a accidentes e hiperactividad exagerada.
*Cambios de humor, estado depresivo y estrés.
*Hinchazón de manos, piernas y pies, distensión abdominal, aumento de peso y de volumen.
*Dolor y aumento del volumen de las mamas.
*Dolor de cabeza, asma.
El ejercicio físico te ayudará a combatir los dolores de cabeza y la irritabilidad. Asimismo, parece que tiene un efecto positivo sobre los síntomas de retención de líquidos.
Los cambios de hábitos alimenticios: La disminución de las grasas saturadas y el incrementar las frutas y verduras pueden ayudar a aliviar los síntomas, así como el comer pequeñas cantidades con intervalos más cortos de tiempo.