22 de agosto de 2017
Rinosinusitis

Aproximadamente 0.5 % a 2 % de los casos de rinosinusitis viral se desarrollan a infección bacteriana.

La rinosinusitis se define como la inflamación sintomática de los senos paranasales y la cavidad nasal.

Síntomas: rinorrea con secreción acuosa, mucoide o purulenta, congestión nasal, caída de moco por la pared posterior de la garganta (que a menudo produce tos), trastornos del olfato, cefalea o sensación del hinchazón en la región del seno afectado.

Signos: fiebre o febrícula, eritema y edema de la mucosa, secreción nasal y por la pared posterior de la garganta, dolor a la palpación sobre la zona del seno afectado. Ni el aspecto de la secreción nasal ni la fiebre permiten diferenciar entre la etiología viral y bacteriana.

Historia natural: la inflamación aguda a menudo se resuelve espontáneamente (mejoría evidente después de 48 h). La inflamación crónica cursa con períodos de remisión y exacerbaciones. Si la enfermedad empeora transcurridos 5 d, o si los síntomas persisten >10 d, se puede sospechar una sobreinfección bacteriana.

La rinosinusitis crónica se manifiesta con descarga nasal purulenta, obstrucción, dolor fácil, presión o llenado que duran 8 semanas o más. Criterios adicionales de diagnóstico incluyen registro de inflamación vía una o más de las siguientes: imagen radiográfica mostrando inflamación de los senos paranasales, pólipos en la cavidad nasal o en meato medio y/o moco purulento o edema en el meato medio o región etmoidal.

Las complicaciones de la rinosinusitis incluyen inflamación periorbital, eritema y dolor facial. En casos raros, la rinosinusitis puede causar problemas médicos serios si no se trata, como osteomielitis (principalmente en hombres adolescentes con sinusitis frontal, que se manifiesta como dolor de cabeza, fiebre e inflamación suave sobre el hueso), infección orbital (que se desarrolla en sinusitis etmoidal, con presión en el nervio óptico que puede llevar a pérdida de la visión), trombosis (en senos etmoides o frontales, con casos de pupila fija y dilatada) e infección severa y esparcida (que puede resultar en abscesos o meningitis, esparcida al cerebro a través de los huesos o los vasos sanguíneos, con mayor frecuencia en pacientes inmunocomprometidos).